La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el autocuidado como «La capacidad de individuos, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a las enfermedades y discapacidad con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica».
Es decir que, el autocuidado es el conjunto de acciones individuales que desarrollamos en nuestro cotidiano para fortalecer o restablecer nuestro estado de bienestar. En otras palabras, es cuidar de nosotras mismas respondiendo, escuchando y descubriendo nuestras necesidades, gustos e intereses.
Ahora bien, maternando pude reconocer que todas vivimos y sentimos la maternidad de distintas maneras, pero reconocí que entre nosotras compartimos algunas similitudes. Y pareciera que una en común es que, una vez que somos madres, nos olvidamos completamente de nuestras necesidades individuales.
Esto sucede porque desarrollamos un mecanismo casi natural, donde nos programamos 24/7 para cuidar y entender las necesidades de nuestro hijo/a. Con el tiempo algunas retomamos los cuidados individuales, pero también nos puede suceder que no lo hacemos consciente y nos quedamos sumergidas en las tareas de cuidado.
Al inicio de mi experiencia de estar 24/7 maternando me alejé de mis autocuidados y con el tiempo las incomodidades me fueron acercando nuevamente a escuchar mis necesidades individuales. Esto hizo que deba resignificar mi autocuidado, repensándome en función de mi presente, circunstancias y mi entorno para así crear un nuevo plan de autocuidado que se adaptara a mis necesidades actuales.
Sin dudas que hoy sostengo que el autocuidado en la maternidad, es un pilar básico que debemos hablar. Cuidarnos y querernos también es necesario para poder acompañar a otros, criar y maternar de forma más consciente y respetuosa.