Recuerdo algunas palabras como: “Maravilloso, Increíble, El mejor momento de la vida de una mujer, Lo más hermoso que te puede pasar en este mundo”… ¿Te resuenan estas frases?… Seguramente vos también las escuchaste y luego estas referencias en algún momento te llevaron a pensar ¿No me contaron que no es todooo maravilloso e increíble?, ¿Será que lo que yo siento a veces, no lo sintieron?…
Hoy les traigo como tema de reflexión las idealizaciones que hay en torno a la maternidad, y cómo es habitual para nosotras, escuchar que se exterioriza el lado positivo.
Socialmente se tiende a idealizar esta etapa, compartiendo ciertas características de la maternidad con aspectos positivos, que buscan significar cómo vive y siente emocionalmente una mujer que está maternando.
Muchas veces estos relatos nos llevan a cometer el error de referenciarnos e imaginar la maternidad sólo con estas características, hasta que nos llega el momento de experimentarlo 24hs al día, y vemos que no nos sentimos tal cual como nos contaron.
En verdad cuando nos encontramos construyendo nuestra maternidad, no vivimos el 100% del día con emociones positivas. La maternidad incluye a todas nuestras emociones, así como en la vida misma que nos visitan aquellas emociones y sentimientos que no coinciden exactamente con el plano de lo maravilloso e increíble que nos imaginábamos.
En este proceso las emociones en ocasiones se presentan en ambivalencia, las vamos descubriendo según la vivencia que experimentamos y la significamos de manera personal.
Por esto es importante recordarte que en las primeras etapas de la maternidad las emociones se sienten con mayor intensidad. Por momentos puedes sentirte invadida por una pluralidad de emociones, desde estar desbordada de felicidad por la llegada de tu hijo/a y al mismo tiempo dolorida/cansada por poner tu cuerpo, entre otras tantas. Todo lo que sientas emocionalmente es totalmente válido y parte de tu experiencia.
Es importante hacer consciente que no debemos referenciarnos en otras maternidades, y menos aún idealizarlas. Imaginarnos maternidades idealizadas sólo nos conduce a autoexigirnos a sentir lo que nos cuentan, que muy difícilmente nos acerque a nuestras sensaciones y emociones. Cada una de nuestras vivencias son únicas y personales, no hay ni buenas, ni malas, ambas son parte.
