Cuando comencé mi camino en la maternidad y decidí practicar la lactancia a libre demanda, confirmé que la información, junto con el apoyo positivo y empático, es fundamental para crear procesos saludables tanto para la madre como para el bebé.
Aunque la lactancia puede darse de manera instintiva en las madres, esto no significa que automáticamente seamos expertas ni debemos exigirnos serlo. Por lo cual, contar con la información adecuada, sentirnos acompañadas, comprendidas y apoyadas durante el proceso de lactancia nos permite hacer de ese momento algo aún más especial. Decidir amamantar no es solo alimentar a nuestro hijo/a, es compartir nuestro cuerpo, ser refugio, proporcionar calor, alivio del dolor, estar presentes y generar un vínculo inquebrantable, facilitado por la prolactina y la oxitocina.
La protección de la lactancia materna es una responsabilidad compartida. No siempre es fácil amamantar, y el apoyo del entorno es esencial para el desarrollo y mantenimiento de la lactancia. Este entorno que menciono no solo incluye a la pareja, la familia y los amigos, sino también a los espacios laborales y educativos, que deben ofrecer licencias de maternidad y paternidad, espacios para la extracción de leche y horarios flexibles que permitan a las madres alimentar a sus bebés.
Como sociedad, debemos ampliar nuestra perspectiva de responsabilidad como seres sociales que vivimos en comunidad. Es necesario implementar políticas públicas que promuevan y apoyen el desarrollo de la lactancia, así como defender los derechos de los/as niños/as, madres y familias.
Lema 2024: Cerrar la brecha: apoyo a la lactancia materna para todos. https://www.who.int/es/campaigns/world-breastfeeding-week/2024